El presidente de Rusia Vladimir Putin es famoso desde hace años por razones obvias, pero desde que lanzó su desgraciada invasión de Ucrania es centro de todas las miradas.
Desde todos los puntos de vista, sin dejar ningún ángulo por escrutar.
Por dentro y por fuera, salud física y salud mental.
Cualquier pequeño detalle relacionado con su persona es noticia.
Por eso llama la atención que siempre lleve su mano derecha pegada al costado. La izquierda oscila libremente, pero la derecha no, ahí está, anclada, siempre cerca del bolsillo…
Y claro, empiezan las especulaciones: que si eso es una parálisis cerebral, que si son las secuelas de una poliomielitis, el mal de Parkinson…
Teorías todas absurdas y fáciles de rebatir, porque Putin siempre ha mostrado una gran fortaleza física, yo le he visto practicando Judo y otros deportes.
No, la razón tiene que ser otra.
Además, se puede observar la misma forma de caminar en el ex primer ministro ruso Dimitri Mevdeved (no es familia del tenista que yo sepa) y otros jerarcas.
¿Casualidad?
No lo creo. Puestos a creer me inclino por aceptar otra hipótesis más siniestra:
Putin fue entrenado por los servicios secretos de la KGB, y su forma de andar es fruto de una formación propia de espías.
¿Y para qué sirve eso? Pues para tener siempre cerca la pistola y desenfundar en un visto y no visto. Curioso ¿verdad?
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