Si eres usuario de Instagram u otras redes sociales has tenido que verlo.
Me refiero a esos anuncios donde un señor o señora (a veces chaval o chavala) te invita a su webinar argumentando todo el dineral monumental que está ganando ¡mira tú! con los conocimientos que, más tarde, te querrá vender
Porque a estas alturas ya sabrás que todo curso gratuito te enseña lo justo para que te quedes con ganas de más. Yo mismo lo hago.
Vale, bien, eso es lícito, es marketing porque intentar vender algo directamente es muy agresivo, nadie quiere ver anuncios.
Lo que no es ético, me parece a mí, es utilizar la psicología del timo de la estampita.
Alguien te muestra un sobre lleno de billetes de 100 y te dice que son cromos que tiene repetidos. Y que los quiere cambiar por otros de 20. Tú ves el sobre y dices ¡hostia! Qué oportunidad.
Eso siempre que tu conciencia esté más dormida que la marmota de Bill Murray.
Se despierta la avaricia por el dinero fácil. Pero piensa que si de verdad ganan tanto dinero ¿Qué hacen perdiendo el tiempo con los webinars?
Yo no te voy a mostrar todo lo que gano aplicando las técnicas de copywriting. Me da para vivir pero no para forrarme.
Mi trabajo consiste en crear la mejor versión escrita de los beneficios que aporta tu servicio a la gente que los necesita. No hay trucos, no hay milagros, hay método y trabajo.
Si esperas que te prometa el oro y el moro pues va a ser que no. Que ganes mucho o poco dinero con tus ventas no solo depende del copy.
Lo que sí puedo prometer y prometo (frase no mía, claro) es que me implicaré con tu proyecto más allá del presupuesto.
Es que yo soy así.
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